27 de diciembre de 2017

Hjorth & Rosenfeldt: Secretos imperfectos

Siempre es difícil desmontar preconceptos y no hablo sólo de los ajenos, sino también de los propios. Es necesario descubrirlos, desmenuzarlos, analizar de dónde vienen y después recién investigarlos. La vida en los países nórdicos es uno de esos preconceptos, al menos en Argentina: un paraíso y, por ende, nuestra tierra, el infierno. Será por eso que siempre me han llamado tanto la atención las novelas negras nórdicas, porque ayudan a relativizar, a darnos cuenta de que el paraíso no es tan paraíso y, sobre todo, que el infierno no es tan infierno. 

Ayer terminé Secretos imperfectos luego de tres días de lectura. La novela es el debut de Sebastian Bergman, un psicólogo criminal que, ya alejado de la labor policial, vuelve a inmiscuirse cuando asesinan brutalmente a un joven de 16 años, víctima de bullying y con una enorme necesidad de pertenecer. Primera impresión: lo recomiendo, atrapa sin recurrir a trucos ya gastados, los personajes tienen fuerza y la historia no deja cabos sueltos. La narración es ágil, nos introduce en el minucioso trabajo policial -cuidado, responsable- que, a medida que avanza, comienza también a quitarnos el aire. No dudo en seguir leyendo el resto de la serie Bergman, de hecho ya tengo el segundo en lista de espera. 

Sin embargo, más que con el crimen en sí (creo que tiene algunos puntos débiles), me quedo con los detalles: la educación sueca (también fragmentada, según el análisis de la pedagoga Cecilia Braslavsky), el acoso escolar, los barrios pobres. Sí, quizá sea lo menos entretenido de la novela, pero es también lo que me sirve para esta especie de recorrido cultural, para ver los matices que no nos permiten las ideas preconcebidas y que, creo yo es el mal peor, nos llevan a estigmatizar lo nuestro y a quedarnos en ese círculo en el que ningún cambio es posible. 


Secretos imperfectos (Serie Bergman 1)
525 pág. 
Editorial Planeta
Traducción: Claudia Conde


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