1 de octubre de 2018

Petros Márkaris: Próxima estación, Atenas

Atenas es una de las protagonistas de las novelas de Petros Márkaris, esa que pareciera estar escondida pero que basta prestar atención para descubrirla en cada línea. Es por eso que su último libro, Próxima estación, Atenas, forma y no forma parte de la serie Kostas Jaritos: no es una novela, no hay asesinatos, no está el comisario y, sin embargo, es muy fácil incluirla como un eje que atraviesa a las diez historias que constituyen la saga policial. De esta manera, la obra se constituye en una especie de guía de lectura cuya columna vertebral es la línea uno del metro, esa que va desde el puerto de El Pireo hasta la zona de Kifisiá, uno de los barrios más ricos y elegantes de la capital griega. Junto con Márkaris el lector se baja en cada una de las estaciones y las recorre no desde la mirada histórica, sino más bien desde la sociológica, ya que en ningún momento va a encontrarse ni con la Acrópolis ni con la Biblioteca de Adriano, pero sí será testigo de los cambios que ha sufrido el barrio, de la inmigración, de cómo los comercios se han modificado para adecuarse a las nuevas realidades y de cómo la economía ha alterado esas postales que muchas veces pasan, para los meros turistas, desapercibidas. 

Otro lazo entre sus obras que los seguidores de Márkaris van a identificar rápidamente es la nostalgia: Jaritos pena por no poder ya tomar un verdadero café griego, porque lo que antes eran tabernas ahora son cafés internacionales que poco tienen que ver con la tradición helena. Nostalgia siente también el autor por oriente, por ese Estambul natal que, de tanto en tanto, busca visitar en la zona de Plaza Omonia cuyo mercado central, su perfume a especias y su tránsito caótico lo trasladan inmediatamente a la ciudad que fue centro del mundo, que antes se llamó Bizancio y Constantinopla y que guarda entre sus calles un patrimonio arquitectónico incalculable. “Cuando me ausento de la Ciudad por mucho tiempo (y cuando escribo «ciudad» con mayúsculas me refiero a Constantinopla, o sea, la que para todo el mundo menos para los griegos es Estambul) y quiero oler un poco de perfume de mi tierra natal, me doy una vuelta por las calles Atenas, Sófocles y Eurípides y completo el paseo por Sócrates y Menandro”, cuenta Márkaris en el capítulo destinado a esta estación a la que también describe como una de las más caóticas de la ciudad. 

Con una prosa sencilla y cargado de datos que hacen a la cotidianidad de una de las capitales europeas más visitadas, Próxima estación, Atenas es una especie de tratado sociológico en el que Márkaris hace confluir sus experiencias con la historia reciente y con el presente de una ciudad que, desde hace siglos, se siente observada por los dioses.

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